THE ROLLING STONES + John MIlles. Barcelona 11.06.1976

Dartford, pueblo perdido en el fulgor de Inglaterra, 26 de julio de 1943, un profesor de educación física y su mujer reciben por vez primera la visita de la cigüeña: un niño al que bautizan con el nombre de Michael Philip Jagger. También en Dartford, el 18 de diciembre del mismo año, nace Keith Richards su padre es ingeniero y decide que su hijo curse los mismos estudios, por lo que le envía a la escuela de Wentworth lugar donde conoce a Jagger, con quien entabla una rápida amistad. Mick logra concluir sus

estudios, no así Richard que es expulsado por conducta incívica. Años más tarde, Jagger y Richard se encontraron de un modo que fue definitivo para el futuro de sus vidas: viajando en el mismo tranvía hablan de sus recuerdos y coinciden en su gran afición por el blues. Se unen a Dick Taylor y desde Richmond se trasladan a Londres para hablar con el batería del grupo de Alexis Korner: Charles Robert Watts, nacido el 2 de junio de 1941.

Este nuevo elemento les anima a todos a ensayar y buscan dos nuevos miembros: Brian Jones, hijo de un pianista, nacido el 28 de febrero de 1942. Y finalmente Bill Wyman, nacido el 24 de octubre de 1936, bajista, que había puesto un anuncio en el periódico que le permitió ser llamado para sustituir a Dick Taylor. Con esta formación alquilan un piso en Chelsea y deciden llamar al grupo The RoIling Stones, sacado de una canción de Muddy Waters (Rolling Stones blues). El 26 de diciembre de 1962 queda formado el grupo del modo siguiente: Mick Jagger (voz y armónica), Keith Richard y Brian Jones (guitarras), Bill Wyman (bajo) y Charlie Watts (batería). En una actuación organizada por Alexis Korner son visitados por Andrew Loog Oldham que les hace firmar un contrato para Decca. El 7 de junio de 1963 aparece su primer sencillo con dos temas: Come on ‘de Berry y I wanna be loved’.

En septiembre de ese mismo año realizan su primera gira junto a Bo Diddley y Everly Brothers y a finales de año aparece su segundo sencillo con un tema de los Beatles como cara A: ‘I wanna be your man’, tema que les da popularidad y empieza la batalla limpieza-suciedad, la prensa arremete contra ellos por su forma de vestir, dicen que están ‘out’y los Beatles están in’ Empiezan a editar singles y firman los temas con los nombres de ‘Nanker & Phelge’, en lugar de Jagger-Richard. Por fin lanzan su primer LP.

En 1965 llega el golpe definitivo con la canción ‘Satisfaction’, continúan las giras y los escándalos. En 1966 empiezan a tener sus primeros problemas con los tribunales, se les acusa de drogadictos y en varias ocasiones son encarcelados. El grupo sigue en la gloria de sus grandes LPs y continuos altercados, hasta que en 1969 muere Brian Jones veinte días después de haber abandonado el grupo. Le sustituye Mick Taylor, un joven de 21 años que había militado en las filas de los Bluesbreakers de John Mayall. Dan un concierto gratuito en el Hyde Park de Londres como homenaje a Brian Jones y acuden más de medio millón de personas. El grupo decide formar su propio sello discográfico y dan un concierto al aire libre en Altamont, la tragedia vuelve a hacer acto de presencia y un negro es asesinado mientras Jagger canta el Simpathy for the devil’. Los Stones siguen grabando y Taylor decide abandonar el grupo, siendo sustituido por Ron Wood.
SU HOY
Los gamberros millonarios ya no son los mismos, tienen su avión particular, sus casas y sus castillos por el mundo, se relacionan con la alta sociedad y son bien recibidos donde quiera que vayan. Su actual gira la iniciaron en Alemania, al parecer Keith…. y hasta aquí llegamos. El resto de la crónica, como decía estaba en el poster y, al menos de momento, parece irrecuperable, pero vamos allá con la mini-entrevista y el artículo del concierto, que se publicaron un mes después, en el número 37 de Julio de 1976.

STONES
Todo había pasado ya, los RoIling Stones habían llegado y se encontraban todos en sus respectivas habitaciones, todos, menos Bill Wyman, que llegaría por la mañana del día siguiente.


Al primero que vimos fué Charlie Watts que se dirigió al ascensor fielmente guardado por varios guardaespaldas. Algo más atrás la figura inconfundible de Mick Jagger, de blanco, como si de la aparición de un arcángel se tratase. Corrimos a su encuentro y le cortamos el paso. Fascinados y confusos logramos decirle: ‘Hello Mick!’, a lo que respondió con una gentil sonrisa. Los ‘fans’ que andaban locos por ahí, le asaltaron y tuvo que firmar unos autógrafos. Seguidamente se dirigió al ascensor. Luego apareció Keith Richard cargado de maletas y con la compañía de Anita Pallenberg y de sus hijos. Guitarra en mano entró Ron Wood, sonriente y saludando a todo el mundo. Tras ellos, Billy Preston y Ollie Brown.
Después de la jugosa experiencia, fuimos a calmar nuestras necesidades en el snack-bar. Al cabo de unos minutos aparecieron Anita Pallenberg, Billy Preston, Ollie Brown y Keith Richard. Por su parte Mick Jagger, Ron Wood y Charlie Watts, se fueron a las Ramblas para posteriormente tomar unas copas en el Cafe de la Opera, del cual salieron peor de lo que habían entrado. La cosa terminó con una espectacular batalla de extintores en los pasillos del Hotel.
Por nuestra parte, tuvimos que aguantar las impertinencias de Anita que nos aseguró que más tarde se iría a bailar flamenco con los Stones a la Barceloneta. Agregó, igualmente, que estaba cansadísima y pasadísima (cosa que el Tardá y yo ya nos habíamos dado cuenta). Mientras, Ollie y Billy se mostraban muy cariñosos. Fueron, los dos, muy amables con nosotros, mostrando gran interés por nuestra revista y declarándonos que eran muy felices de estar en España y de acompañar a los Stones.
A la una de la tarde en punto estábamos en el hotel de vuelta, pues habíamos quedado con Billy Preston para hacerle un ‘interview’.
Tomamos ‘lunch’ en el snackbar junto a Ollie Brown y Art (el cantante de los Meters). El tiempo pasaba y Billy no llegaba. A las cinco, Jennie, la public relations de los Stones, me decía que la entrevista no se podría llevar a cabo, pues se había ido a dormir muy tarde y hasta las siete y media no se levantaría.
Poco después, en uno de mis largos paseos por los pasillos del hotel, me di de narices con el Bill Wyman, con el que entablé una corta pero fructífera conversación:
-Hola, ¿Cómo estás Bill? -Bien, gracias ¿y tú?
-Bien. Hace un par de meses, alguien nos concertó una entrevista contigo en Niza, por mediación de tu manager. No nos pudimos trasladar inmediatamente y pronto, empezaríais con el tour. Pensamos hacer algo contigo en Barcelona pero… (me cortó)
-Y… ¿Por qué no hemos hecho nada? ¿Quizás por que hemos venido con poco tiempo?
-No, no es por eso, sabes que llevo toda la tarde dando vueltas por aquí, al igual que tú, si no te he hablado antes, es porque nos dijeron: ‘Prohibido hablar o molestar a los Stones’. No me he atrevido antes a hablarte simplemente por eso.
-Bueno, te voy a dar mi numero de teléfono y el de mi manager particular, os ponéis de acuerdo para hacer esa entrevista.
Le agradecí su atención y le regalé un ejemplar de P-1.
Antes de dejar el hotel para irnos a la plaza… ¡Sorpresa!, me tropecé con Mick, no pude resistir la emoción que causó en mi la presencia del ‘sex-simbol’ más importante de la historia del rock. Me acerqué a él, le cogí por el brazo y le dije: «Nice to meet you Mick’, y le regalé, como a Wyman, un P-1. Me dijo: «Thank you, thank you’ y me dió una mirada penetrante que convulsionó mis delicados sentimientos.
‘I love you Mick! ! !
ANGELA JULIA

¡AL FIN! THE ROLLING STONES
Al término de la actuación de John Miles la atención e impaciencia se hicieron insoportables en un público incapaz de reclamar la presencia de su grupo, como si se tuviera miedo que se rompiera el encantamiento, o que los Stones se molestaran. Mientras esto ocurría, el grupo acababa de prepararse en sus formidables camerinos, alucinantes, alfombrados con una colección de bellísimas lámparas y sofares. Mick Jagger tenía su ‘suite’ especial para maquillaje. Fuera de los camerinos una ‘barbacoa’ con dos mesas de ping-pong para que pudieran entretenerse y una sala especial de sonorización para afinar los instrumentos. Jagger tomaba calmantes y bicarbonato y hacía constantes ejercicios gimnásticos para entrar en calor, lo mismo hacía Keith Richard. A eso de las doce y media, una voz invitó a todos a presenciar el show de The Rolling Stones, tras el cual sonó un pasodoble eclipsado por el criterio que daba la bienvenida al grupo. Mick Jagger saludó al público y sonaron las notas de ‘Honky Tonk Woman’, en su mitad Keith dio su consabido solo y fue terriblemente aplaudido. El público despidió el tema con una con una merecida y clamorosa ovación. Había sido la primera maravilla. Luego sonó ‘If you can’t rock me’ que fue seguida sin interrupción por el ya mítico ‘Get Off of my cloud’ y Jagger pidió al público si querían cantar con él y todo se convirtió en un coro que Jagger empezaba con el ‘eh, eh, ih, ih, Get off of my cloud…’ Fué el primer contacto del Mick con su público que estaba dispuesto a seguirlo y dejarse maltratar por él. Hasta ésta parte del show incluido el siguiente tema ‘Ain’t too proud to beg’ fué exactamente lo mismo que hacia el grupo en su pasada gira por las Américas, pero con el siguiente tema ya cambió, y para bien. Jagger se sentó frente al sintetizador e interpretó ‘Fool to cry’ con una elegancia total logró poner la ‘carne de gaIlina’ a más de uno. Se sucedieron temas de ‘Black and Blue’, ‘Hey negrita’, ‘Hand of fate’, ‘Hot Stuff’ para pasar a algunos

de ‘Goat’s Head Soup’ como Star Star’ y ‘Angie’ en la que Jagger dio un auténtico recital de buena voz, al tiempo que Richard se erigía como un monstruo de la guitarra. El concierto seguía, en el centro del fastuoso escenario (36 metros de largo por 12 precioso traje azul, demostró por de ancho) estaba Jagger, con un qué tiene el título de profesor de educación física, fué increible la movilidad que demostró, no se estuvo ni un solo momento quieto, fué el catalizador de todas las miradas. A su derecha estaba Ronnie Wood, vestido de torero, y muy preocupado en dar una imagen stoniana, cosa que consiguió plenamente, además sus solos fueron felicisimos, a su lado el ‘gran’ Billy Preston, que sentado enfrente de su piano blanco hacía coros con Jagger. Más tarde su lugar lo ocuparía lan Stewart (colaborador asiduo de los Stones) y Billy se encargaría del órgano. Detrás de Mick, estaban Charlie Watts y Ollie Brown, con una labor apagada pero muy importante. A la izquierda Keith Richard, que continuamente se subía a la bateria para emocionarse junto a Watts y Bill Wyman, éste como si de una estátua se tratase, dándole pesadamente al bajo. Jagger presentó al grupo y Keith interpretó ‘Happy’ fielmente acompañado por Jagger, las intervenciones a duo que frecuentemente dieron el binomio JaggerRichard fueron francamente emocionantes. El siguiente tema fué ‘Tumbling Dice’ en el que Ron Wood se unió al baile de Mick. Los temas se fueron sucediendo: ‘You Gotta Move’ con una perfecta interpretación de casi todo el grupo cantando en plena armonía. Jagger se dirigió a Preston que interpretó ‘Nothin from Nothin’ tras el cual apareció Jagger y junto a él fueron a la parte más alta del escenario marcándose un baile mano a mano. El público no sabía como reaccionar, francamente, valía la pena pagar 900 ptas. para presenciar un espectáculo como aquel. Con el tema ‘You can’t always get what you want’ el público vibró como nunca, un demencial solo que dieron Richard y Wood, una verdadera obra maestra, tras la cual vinieron otras como ‘Midnight Rambler’ y ‘Jumpin Jack Flash’ y ‘It’s only rock and roll’ con el que el público explotó. Por si fuera poco ‘Brown Sugar’ puso ya al público en estado de tensión para acabar con el tema ‘Street Fighting Man’ con un ritmo super-acelerado por la guitarra de Richard. Jagger empezó a tirar ‘confetti’ a Charlie,que se quedó asombrado, y cubos de agua al público. Así, acabaría el festival, entre un total griterío y los Stones sin dar un mal bis más. Pues ya es sabido que no dan uno en cinco años. Las notas de ‘Santa Espina’ pusieron final al concierto con un ‘Bona nit’ de Jagger y un regalo de Wyman al público: una botella de buen vino. (Perdonad por la alteración de titulos, estaba demasiado emocionado).
Fué un sueño total, no apareció el dragón (por avería) y tampoco apareció Jagger sobre su pene (por censura) y tampoco hizo de Tarzán pues al ser al aire libre no tenia donde sujetar la cuerda, pero cantó y los Stones tocaron y ha sido lo mejor que hemos visto.
Al final Jagger (antes de dejar la Plaza) felicitaría a todos los organizadores y ayudantes y contemplaria por unos minutos la plaza vacía, con la mirada perdida, como pensando: ¡Qué grande es el poder del rock ‘n’ roll!. ¡Que grandes son los Stones! . JORDI TARDA

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